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viernes, 2 de julio de 2010

Valores


Una vez más se da uno cuenta de lo aislado y absurdo que se encuentra uno en este mundo globalizado. Esas personas que no nos gusta lo ahora llamado común que nos tomamos la vida  muy pero que muy relaja, despacio, sin vicios concretos pero que a pesar de todo disfrutamos de la cosa más insignificante para la gran mayoría; un atardecer, ver una tormenta, o simplemente sentarse pacíficamente a la sombra de un pino mientras ves como se va a dormir tu ciudad.
Hoy día, por mucho que nos pese a los que nos pese eso está entrando en una gran decadencia, haciéndonos especies en grave peligro de extinción. No por ser una minoría o porque haya gente a la que le guste eso aparentemente aburrido significa que es lo mejor, en realidad es una manera de enfocar la manera de vivir, un tranquilidad de espíritu necesaria para vivir y relacionarnos con la mayor armonía posible entre todos. Está claro que disparidad de criterios hay y habrá siempre, pero eso es bueno, aunque exista gente         que piense lo contrario; en esa controversia se fundamenta la mayor de las riquezas del ser humano, es esa variedad y disparidad de criterios que hacen de nuestra condición de seres inteligentes un crisol de saberes, formas de pensar, opiniones y facetas de una misma cosa de lo más dispar, tan diferente como personas hay en el mundo.
Evitemos pues caer bajo  esta forma de subyugación y sometimiento que es la nueva sociedad moderna, que como no puede ser de otra manera tiene y debe avanzar pero en una dirección que no es la actual.
Por otro lado existen visiones catastrofistas de de lo que nos acontece y de la realidad actual de la juventud, si existen es porque hay algún fundamento cierto en el que se sustentan pero; no todo es así, existe jóvenes hoy día tan válidos o más que las anteriores generaciones, existe la gente buena, solidaria y aquella que nunca pierde la sonrisa por muy mal que lo esté  pasando. Esa es la gente que en realidad vale y que por el ruido de unos pocos y en muchas ocasiones encargado no muestran la realidad que debajo hay.
Saber donde están los limites, la responsabilidad y regir tu conducta respecto a unos valores y una moral bien definida es primordial pero de los errores se aprende, y evitarlos no es siempre la mejor solución, no hay mejor método que caer en las trampas de la vida para darse cuenta de la opción correcta. Aun así y a pesar de tener la evidencia delante de nosotros la negamos y la evitamos ya sea por miedo o por cualquier otra razón, pero algo es seguro y es que los corazones intrépidos, aquellos que arriesgan encuentran la verdadera felicidad, pues vale más un corto lapso de felicidad que no una vida entera de lamentaciones y comedura de cabeza pensando en cómo habría sido de la otra manera, lo en economía llaman coste de oportunidad, a veces esos costes nos pueden llevar a la ruina.
Pese a todo, y aunque suene a catástrofe y devastación sobre esto tiene que primar un positivismo y una alegría por lo nuevo y desconocido que es algo que nos caracteriza a la juventud y que esa llama ahora avivada por la apertura a un mundo nuevo no se extinga a lo largo de la vida, pues ella es la que nos iluminara al o largo de ella, ese interés por lo desconocido que es lo que nos caracteriza como hombres.

PABLO J.

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