Una vez más se da uno cuenta de
lo aislado y absurdo que se encuentra uno en este mundo globalizado. Esas
personas que no nos gusta lo ahora llamado común que nos tomamos la vida muy pero que muy relaja, despacio, sin vicios
concretos pero que a pesar de todo disfrutamos de la cosa más insignificante
para la gran mayoría; un atardecer, ver una tormenta, o simplemente sentarse
pacíficamente a la sombra de un pino mientras ves como se va a dormir tu
ciudad.
Hoy día, por mucho que nos pese a
los que nos pese eso está entrando en una gran decadencia, haciéndonos especies
en grave peligro de extinción. No por ser una minoría o porque haya gente a la
que le guste eso aparentemente aburrido significa que es lo mejor, en realidad
es una manera de enfocar la manera de vivir, un tranquilidad de espíritu necesaria
para vivir y relacionarnos con la mayor armonía posible entre todos. Está claro
que disparidad de criterios hay y habrá siempre, pero eso es bueno, aunque
exista gente que piense lo
contrario; en esa controversia se fundamenta la mayor de las riquezas del ser
humano, es esa variedad y disparidad de criterios que hacen de nuestra
condición de seres inteligentes un crisol de saberes, formas de pensar,
opiniones y facetas de una misma cosa de lo más dispar, tan diferente como
personas hay en el mundo.
Evitemos pues caer bajo esta forma de subyugación y sometimiento que es
la nueva sociedad moderna, que como no puede ser de otra manera tiene y debe
avanzar pero en una dirección que no es la actual.
Por otro lado existen visiones
catastrofistas de de lo que nos acontece y de la realidad actual de la
juventud, si existen es porque hay algún fundamento cierto en el que se
sustentan pero; no todo es así, existe jóvenes hoy día tan válidos o más que
las anteriores generaciones, existe la gente buena, solidaria y aquella que
nunca pierde la sonrisa por muy mal que lo esté pasando. Esa es la gente que en realidad vale
y que por el ruido de unos pocos y en muchas ocasiones encargado no muestran la
realidad que debajo hay.
Saber donde están los limites, la
responsabilidad y regir tu conducta respecto a unos valores y una moral bien
definida es primordial pero de los errores se aprende, y evitarlos no es
siempre la mejor solución, no hay mejor método que caer en las trampas de la
vida para darse cuenta de la opción correcta. Aun así y a pesar de tener la
evidencia delante de nosotros la negamos y la evitamos ya sea por miedo o por
cualquier otra razón, pero algo es seguro y es que los corazones intrépidos,
aquellos que arriesgan encuentran la verdadera felicidad, pues vale más un
corto lapso de felicidad que no una vida entera de lamentaciones y comedura de
cabeza pensando en cómo habría sido de la otra manera, lo en economía llaman
coste de oportunidad, a veces esos costes nos pueden llevar a la ruina.
Pese a todo, y aunque suene a
catástrofe y devastación sobre esto tiene que primar un positivismo y una
alegría por lo nuevo y desconocido que es algo que nos caracteriza a la
juventud y que esa llama ahora avivada por la apertura a un mundo nuevo no se
extinga a lo largo de la vida, pues ella es la que nos iluminara al o largo de
ella, ese interés por lo desconocido que es lo que nos caracteriza como
hombres.
PABLO J.
PABLO J.
k puta razon tio graaanndeee maestrooo komo siempree
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