Nuestros informativos en 4 minutos.

jueves, 15 de abril de 2010

España va bien, somos la S de PIGS, no somos vinculantes.

          Esto puede llegar a ser recurrente, cansino, pesado, repetitivo… todos los adjetivos se quedan cortos para calificarlo pero sí, en efecto, estamos en un atolladero.


          Esto no es una sorpresa para nadie a estas alturas, pese a los brotes verdes del invierno, el descenso abrumador del paro, lógico por otra parte, ya que no queda más gente que despedir en la construcción; incluso el gran salto cualitativo, en mi opinión cuantitativo, que supone la puesta en marcha del impulso del coche eléctrico.

          Por favor, seamos sensatos, un poco, realmente este país es indestructible. Hemos salido de guerras fratricidas, epidemias, invasores… pero nos va costar escapar de las garras de la “necrosis generalizada” de nuestra clase dirigente, si se la puede llamar así.
          ¿Cómo se puede ser tan retorcido? Ellos mismos ponen todo de su parte no para el progreso o la salida del agujero, no , al contrario, ponen la mayor cantidad de trabas posibles a esta pobre e incauta sociedad para que no pueda acceder a un derecho y deber que es el poder decidir. Decidir cómo y quién nos gobierna.
          Los métodos utilizados por este nuestro querido sistema político son los más “cutres y viles” a la vez, no es más que el aborregamiento de la población privándola de información, eso sí, surtiéndonos de basura mediática a mansalva con el único propósito de crear una diarrea intelectual que se extiende como una epidemia.
          Pero esto no queda aquí, ¿en qué cabeza cabe que se pueda vivir gastando más de lo que se ingresa? Hasta un niño entiende que no se puede gastar lo que no se tiene. Pues bien, los señoritos evidentemente tienen que vivir acorde a su “gran“status social al que pertenecen, los señores políticos de nuestro país. ¿Cómo? Es fácil, acribillando a diestro y siniestro a los de siempre con impuestos, subidas de los que ya hay o imponiendo nuevos.
          Si a esto les sumamos la camarilla de seguidores o mejor dicho, súbditos del régimen, nos encontramos con los SGAEs, ese conjunto de “artistas”,”progresistas” a los que les gusta vivir de su talento, perdón, de robar a mano armada a los de siempre escudándose en esa paranoia colectiva que sufren y que utilizan como perfecta escusa para vivir ellos, su amigos, etc.
          Viendo esto, asusta que prácticamente haya más gente ociosa que vive a costa del resto del país, pero no, no se viene abajo todo, pese a esta visión catastrofista pero real de la situación actual que nos hacen vivir.
          NO echemos la culpa a las potencias europeas ni mundiales a las que una vez pudimos formar parte, no, la culpa en primer lugar la tenemos nosotros por VAGOS.
          No se puede tolerar que nos humillen, nos utilicen, debemos salir ya, protestar, desde la juventud a la ancianidad. Todos tenemos que decidirnos ya por tomar la iniciativa y renovar todo esta clase política ya acomodada imposible de convencer.
          Actuemos ya si queremos tener un futuro al menos como el presente, pues al paso que vamos, lo que nos espera no es nada halagüeño.
          Estamos hartos y cansados de tanta bazofia.
          Pablo J.

martes, 6 de abril de 2010

Querida SGAE...

          Muchos nos habéis pedido que arremetamos sin piedad hacia un tema que venimos sutilmente acariciando en algunos de nuestros artículos anteriores. Adivina, adivinanza, ¿qué sociedad española constituida por un consejo de artistas honrados, rectos, decentes, incorruptibles, cándidos, de un porte sin parangón, cuya corbata se halla más pulcra que sus zapatos, pero no llega a superar su nívea y fulgurante dentadura; se encuentra en boca de los españoles desde hace ya varios meses, a causa de ciertos rumores, generados por algún ser indecente y maligno que puebla en este nuestro país, dichos rumores incitados por nosotros, viles criaturas, que hemos destrozado, arruinado, abocado al fracaso, hundido en la miseria, a estos pobres y venerables oligarcas, que no buscan sino, nuestra ínfima aportación y limosna cada vez que nos dispongamos a alzar nuestra mano, realizar un leve giro de muñeca, para posteriormente pulsar el botón on, en algunas; power, en otras, de nuestros transistores baratos? ¡Galletita, SGAE!

          Permítanme coger aire y seguir, pues, ni soy Chuck Norris (que, efectivamente, creemos que se encuentra oculto a espaldas de esta entidad, pues se trata del principal y más relevante matón a sueldo empleado por la SGAE para eliminar a los impostores, traidores y demás musarañas que se interpongan en su sendero plagado de flores, cuyos pétalos están hechos a base de la calderilla española), ni tampoco soy Teddy Bautista (que no necesita oxígeno para respirar, sino algo más potente, más potente, coloquialmente conocido como “pasta”, sus dientes no mantienen su pureza mediante la gracia divina…), tan entrañable personaje con el que duermo todas las noches, pues a mi osito de peluche le bautizaré como a mi amor platónico… (Esperemos que no me cobre por ello, y no descubra que mi peluche de felpa tararea su gran éxito “get on your knees”. No habéis leído nada.)
          Retomemos nuestro alegato. ¿No es pues, bien sabido, que este consorcio, esta gran familia, que el Papa debería de tomar como ejemplo de modelo intachable, orienta sus esfuerzos hacia fines sociales? Pues viven de la caridad, de las pequeñas aportaciones que realizamos por el aire que respiramos… ¡Aboguemos todos, por tanto por la SGAE! Sí, señores, salgan a la calle, y no tengan miedo, prediquen a los cuatro vientos, ¡QUÉ VIVA LA SGAE! No me linchen, les demostraré el por qué de su defensa:

          Punto primero: Realizan una difícil y laboriosa tarea, solo, y exclusivamente pretenden ayudar a la población para evitar que nuestros delicados conductos auditivos tengan que exponerse a la tortura de las ¿canciones? y/o sucesión continua de berridos y sonidos extraños que se emiten en las principales emisoras de radio de nuestro país, que no voy a citar, ya que sería publicidad subliminal, y a mí no me pagan por nada semejante, como a la SGAE.

          Punto segundo: Recientemente, en diversas redes sociales de gran apogeo, se han creado numerosos grupos anti-SGAE. ¿Y nadie piensa defenderlos? ¿No existe algún alma caritativa que se digne a apoyar a esta emblemática compañía? Pues bien, ellos solo se encuentran en contra de la piratería, luchan contra aquellas personas, jóvenes, en su gran mayoría, que impiden que sus ingresos descomunales sigan aumentando, y evitan comprar discos originales por el fraude que se alimenta con esta acción. Yo os digo, jóvenes de España, ¡PARAD! ¡Dejad de emplear vuestro dinero y vuestras pagas en alcohol y botellón, e invertid en música original! ¡Compren un Teddy Bautista, su vida será plena!

          Conclusión: Nuestra defensa de la SGAE concluye, con un párrafo extraído de la Wikipedia, la enciclopedia libre, y GRATUÍTA (una de las pocas cosas que lo sigue siendo, calculemos cuánto tiempo permanecerá así). Y este gran templo de sabiduría, reza así, en un apartado que titula heroicamente, “Acciones jurídicas de la SGAE en defensa de su honor”: “La SGAE ha demandado a varias sitios webs en defensa de su honor, lo que ha provocado campañas de internautas en contra de la entidad. La “Asociación de Internautas” fue condenada a pagar una indemnización de 36.000 euros por alojar el sitio “putasgae”; el responsable de ”Frikipedia “fue también denunciado en 2006 por insultos en una definición satírica que el sitio tenía sobre la SGAE. Según uno de los responsables de la SGAE, Pedro Farré, esta iniciativa no fue un hecho aislado sino que se denunciaría toda web que albergue contenido difamatorio contra la organización, haya sido incluido o no por el responsable de la página o portal en cuestión.”

          Por ello SGAE, estén orgullosos, desde aquí, nuestro más sincero apoyo y felicitación, sigan robando, pues en este país al que roba se le aplaude, y al que mata se le venera.

          Ana Esther.

jueves, 1 de abril de 2010

La tradición.

 La tradición, que en nuestros días se encuentra en horas bajas, aunque no queramos, la llevamos con nosotros desde que nacemos, y que dejamos como la mayor de las herencias a nuestros hijos.
 Hoy día, y aparentemente, tradición y juventud no casan bien, ya sea por ese supuesto espíritu revolucionario e inconformista que nos han atribuido no del todo cierto.
 Claro está que la juventud tiene el derecho y el deber de cambiar y hacer evolucionar la sociedad, pero nunca olvidad de donde procede.
 Hay que ser humildes, los valores que hemos heredado de nuestros padres así como las tradiciones no deben ser perdidos, sino tomados como un préstamo. El mero hecho de de mantenerlas no implica una actitud arcaica, pese a que mucha gente piense y diga de aquella que actuamos así nos califiquen como “carcas”, antiguos… y no es eso ni mucho menos, simplemente, es respeto por lo que nos identifica como pueblo.
 Así mismo, deberíamos mantener y respetar nuestro folclore tanto en el ámbito más individual como el de la familia hasta llegar al más internacional, porque es lo que nos identifica como sociedad.
 Pese a estar un mundo globalizado, queda el ejemplo de sociedades que aun mantienen sus costumbres y que a nosotros nos parecen fascinantes y, ¿por qué hemos perdido las nuestras? Que nuestra cultura occidental avance no implica que nos olvidemos de ellas, tampoco permanecer anclados a las mismas; pero sí un término medio en el que puedan convivir ambos estilos de vida, con el que avancemos hacia el futuro pero sin olvidarnos de nuestras raíces para no cometer errores del pasado.
 En definitiva, y como en casi todo, en el término medio esta la virtud, y el arte de compaginar tradición con el mundo moderno nos enriquece de manera individual y como sociedad, a tenor de que algunos renieguen de sus raíces y tradiciones que les han forjado y ayudado a ello como personas.

Pablo J.