Mucho tiempo después de
la última entrada en este blog vuelvo a
escribir.
Desde que arrancó el
año allá por el primero de Enero han sucedido muchísimas cosas, demasiadas diría
yo. Un gran terremoto en Japón que dejó en jaque al país y a la opinión de
medio mundo sobre la seguridad de la energía atómica. Durante casi un mes los
¿ecologistas?, nunca mais, no a la guerra y demás vividores se hicieron oír poniendo
se a rueda de las circunstancias y gracias a la muerte de más de 10.000 ciudadanos japoneses.
Hemos vivido también unas
elecciones municipales y autonómicas y visto como el PSOE ya no aguanta más en ningún
cm2 del territorio español. Tras un abrumador fracaso (esperado) han
sido capaces con nuestro queridísimo presidente Zapatines a la cabeza de
aguantar hasta mediados de verano para anunciar un adelanto electoral al 20N.
Mientras tanto un
supuesto movimiento social, del pueblo, apolítico y no sé cuantas cosas más
toma Madrid y como feudo la Puerta del Sol para reclamar, según ellos, una renovación
política, denunciar la sequia y avaricia de los bancos… todo esto proclamando
su grandísima independencia respecto a organizaciones ¿políticas? De corte
revolucionario y con tientes de la extrema izquierda. El caso es que a los dos
días de las elecciones esto derivó en lo que algunos insinuaron… batallas
campales en Sol, consignas anarquistas, derrocamiento del poder… los más
curioso de todo fue que cuando anunciaban una manera alternativa de levantar
España, toda esta gente o la gran mayoría debería haber estado en sus puestos
de trabajo y haciendo exámenes en sus correspondientes facultades… será una
manera alternativa de levantar el país como ellos propugnaban a hacerlo con
trabajo, sacrificio, honradez y sobre todo con esfuerzo. La cosa no acabó ahí.
En Agosto, tras muchos
preparativos, nervios y logística se inició el día 17 los DED en todas las
diócesis de España hasta el día 16. Jornadas preparatorias para la Jornada
Mundial de la Juventud celebrada en Madrid y convocada por el Santo Padre
Benedicto XVI. Dos millones de jóvenes
asistimos a la fiesta de la Fe para dar testimonio después de ello. Fueron
días, tanto los DED como los de la JMJ
de sentimiento a flor de piel, emoción y ilusión y una tranquilidad y paz
interior así como buen rollo difícilmente imaginables.
Como no podía ser de
otra manera, los indignados, haciendo alarde de su tolerancia, volvieron a la
carga con mayor violencia si cabe, increpando y agrediendo a los peregrinos… demostraron
definitivamente que clase de gentuza son y lo que realmente son.
Lamentable.
Pablo J.